Los grandes murales cerámicos de Miró
Personajes famosos MiróEn el arte del siglo XX, principios del XXI y finales del XIX, han abundado técnicas tan variadas como la serigrafía, el grabado, la pintura, la escultura, la litografía, etc. Artistas de la talla de Picasso, Dalí, Miró o Tàpies han utilizado diferentes expresiones artísticas y han experimentado con diversos materiales, pastas, colores, formas, imágenes, etc. En la actualidad, pueden adquirirse litografías de Joan Miró, por ejemplo, de excepcional viveza cromática que reflejan una pureza estilística totalmente libre de las tradicionales imposiciones artísticas, en las más prestigiosas colecciones, galerías y subastas de arte. En la subasta de arte online se ofrecen piezas de excepcional valor.
En efecto, muchas han sido las técnicas exploradas e investigadas por los artistas de vanguardia a lo largo del siglo XX, entre ellas las producciones con diversos materiales, arcillas, esmaltes, engobes y pastas cerámicas. Siendo, además, las arcillas más económicas que el mármol o el bronce, estos materiales se utilizaron a partir de la depresión de los años treinta, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En la década de los cincuenta, la cerámica artística adquiere su mayor apogeo. Queda liberada en esta época de toda asociación con el utilitarismo, a la vez que ofrece todo un potencial de formas, volúmenes, líneas, espacios, vacíos y contornos, incorporando elementos propios de la escultura, la pintura, el dibujo y los ensambles.
Fue a partir de 1944 cuando Miró comienza a investigar con materiales cerámicos con la colaboración de su amigo Josep Llorens i Artigas inspirándose en los motivos populares. En 1947 realiza un mural en pintura de unas dimensiones considerables (3 x 10 metros) para el restaurante del hotel Cincinnati Terrace Hilton de Nueva York, ciudad en la que permanece durante ocho meses. Pero fue más tarde, ya en Barcelona donde, con la ayuda de Joan Gardy Llorens -hijo de su amigo Josep Llorens- realiza todo tipo de pruebas con materiales, esmaltes y cocciones cerámicas. Los frutos de estas pruebas fueron las 232 obras que, en 1956 se expusieron en París, en la Galería Maeght y, posteriormente, en Nueva York, en la Galería Pierre Matisse.
Ese mismo año de 1956 la Unesco le encarga dos murales. Aunque había realizado obras de grandes dimensiones, era la primera vez que lo hacía en cerámica. Consigue murales de 3 x 15 y de 3 x 7,5 metros con diversas técnicas de cocción obteniendo fondos y texturas parecidos a pinturas cuyos temas giran entorno al Sol y a la Luna. A estos murales siguen otros para la Universidad de Harvard (1960), el de Handelschochschule de Sankt Gallen en Suiza, para Saint Paul de Vence (1964), el del Museo Guggenheim (1966), el del aeropuerto de Barcelona, los tres de Osaka, y un largo etcétera.
Una ingente obra en cerámica, por tanto, que ha desafiado a los espacios exteriores y a las grandes dimensiones que parecían no tener límites y que tanto cautivaban a Miró.
Fdo. María Luisa Sánchez Vinader
Aunque el nombre de Miró es mucho más reconocido a nivel internacional, en relación con su producción cerámica es necesario reivindicar con fuerza la colaboración de los Artigas, pues sin sus investigaciones de esmaltes capaces de recoger los colores tan primarios y puros de Miró, los murales cerámicos no hubieran sido factibles. Por otro lado, el interés mostrado en la cerámica por dichos artistas de reconocido prestigio (Miró, Picasso, Chillida...) ha tenido mucho que ver en el posterior desarrollo de la cerámica de autor, propia del siglo XX y XXI. Lo cual es de agradecer. Sólo queda esperar que este importante procedimiento técnico sea adecuadamente valorado en el mercado del arte contemporáneo. Poseer un objeto cerámico único, con un marcado estilo de autor, permitiría disponer de una obra eterna. Pinturas, grabados, tapices...son frágiles al paso del tiempo. La cerámica bien hecha, conservada con la admiración que se merece, puede ser mucho más duradera.