La figura de la mujer leyendo en la obra de Pierre Auguste Renoir

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¿Quién no conoce a Pierra Auguste Renoir (Limoges 1841-Cagnes-sur-Mer 1919), sus paisajes y sus figuras? Aun siendo algo anterior a Tápies, Miró, Dalí e, incluso, Picasso, también se ofertan algunas litografías y otras obras suyas en las mejores subastas de arte y subastas de arte online posibilitando al coleccionista el intercambio y la compra-venta de sus excepcionales pinturas. Como hijo de su época, Renoir se centró más en el lienzo. Otros artistas posteriores investigaron después con técnicas como la serigrafía, el grabado, la obra gráfica, las técnicas cerámicas etc.

El mismo Renoir casi define su pintura cuando afirma: “Para mí, un cuadro debe ser algo amable, alegre y hermoso, sí, hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos más”. Huye, por tanto, de lo tormentoso de algunas obras impresionistas como las de Van Gog, por ejemplo.

En su etapa impresionista, se aficiona a pintar paisajes de la naturaleza como sus compañeros de estilo, pero procura que aparezcan en el conjunto de sus cuadros, diversas personas disfrutando de un ambiente de recreo relajado y armónico (1). Ofrece lo mejor de su pincel a la vida. Incluso cuando aparecen trabajadores como los remeros (2), por ejemplo, los cuadros reflejan el lado positivo en un ambiente distendido o de diversión (3).

En efecto, a Renoir le encantaba pintar figuras humanas no solo en el conjunto de los paisajes impresionistas, sino también con todo su protagonismo. Muchos fueron los modelos, por tanto, que utilizó para la creación de su prolífica obra. Además de autorretratos (4), pinta figuras de niños (5), hombres y mujeres vestidas y desnudas.

En esta línea, pinta Renoir diversos cuadros cuyo motivo es una mujer leyendo (6). En ellos, como en su obra en general, no deja entrever ningún conflicto psicológico y excluye connotaciones inquietantes o turbadoras; por el contrario, irradia candidez, belleza y rostros dulces (7). En otros, cierta sensualidad involuntaria, pues la protagonista lee apaciblemente dejando ver un hombro desnudo sin percatarse de que alguien la está observando (8).

Se trata de escenas delicadas que plasma con largas pinceladas. Los rostros luminosos y rosados evocan la época en la que Renoir decoraba porcelanas. Trabaja magistralmente también la luz, que se proyecta sobre el rostro dibujando sombras coloreadas. Así mismo, predominan los ambientes intimistas.

En otra línea de estilo y anterior a la tendencia general descrita, destaca el retrato de Camille Doncieux leyendo Le Figaro (9), que deja entrever la amistad que unía a Renoir con Monet. La señora Monet posa para Renoir tumbada en un diván luciendo un vestido azul y dirigiendo la mirada directamente al artista. En este caso se transmite, además de la belleza, cierta seguridad como exteriorización de la personalidad de la modelo.

La figura de la mujer leyendo resulta ser, en conclusión, un motivo elegido por Renoir que, además de regalar al observador una indiscutible riqueza estética, plástica y estilística, ofrece la visión de una mujer inserta en la cultura de la época que, aunque no haga uso de la literatura en el plano intelectual, sí lo hace con cierto aire de distracción y disfrute personal. Un motivo, por tanto, que dice mucho de un gran artista cuya obra constituye el deleite de los expertos y coleccionistas de obras de arte.

Fdo. María Luisa Sánchez Vinader

(1) “El puente de Argenteuil”, 1882. Colección particular. EUA.
(2) “Remeros en Chatou”, 1879. Óleo sobre lienzo, 81 x 100 cm. Washington, National Galery of Art.
(3) “La comida de los remeros”, 1881. Óleo sobre lienzo, 129,5 x 172,7 cm. Washington, Phillips Collection.
(4) “Autorretrato”, 1879. Óleo sobre lienzo, 39,4 x 31,7 cm. Williamstown (Massachusetts), Sterling and Francine Clark Art Institute.
(5) “La señora Charpentier con sus hijas”, 1878. Óleo sobre lienzo, 154 x 190 cm. Nueva York, Metropolitan Museum.
(6) “Mujer leyendo”, hacia 1875-76. Óleo sobre lienzo, 47 x38 cm. París, Mesée d’Orsay.
(7) “Jovencita leyendo”, 1886. Óleo sobre lienzo, 55 x 46 cm. Frankfurt am Main. Städelsches Kunstinstitut und Städtische Galerie.
(8) “Mujer leyendo”, hacia 1895.
(9) “La señora Monet leyendo”, 1872. Óleo sobre lienzo, 54 x 72 cm. Lisboa, Museu Calouste Gulbenkian.