Secretos de Salvador Dalí: Gala, artista sin obra

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Gala, la inaccesible, la inspiradora, la ama, la cazatalentos, la calculadora. Mil y un adjetivos podrían servirnos para explicar el papel de esta mujer en el panorama artístico de principios del siglo XX, pero ni todos ellos juntos podrían conseguir un un esbozo que permitiese retratarla.Tan amada como odiada, Gala es un personaje complejo, un misterio que trastocó el mundo del arte con su mera presencia.

Gala, su labor como musa de Salvador Dalí

Gala ha pasado a la historia como la musa del pintor Salvador Dalí, como una mujer de gran intuición artística que consiguió explotar al máximo el talento del genio surrealista. Sin embargo, no es esta la primera relación que Gala mantiene con un artista. De hecho, ambos se conocen cuando Gala viaja a Cataluña con su hija acompañando a su marido, el poeta francés Paul Éluard, a quien Dalí había invitado a pasar el verano en su casa durante su encuentro en el estreno en París del filme Un perro Andaluz.

Durante esas vacaciones en las que el grupo disfruta en la localidad catalana, Gala causa en Dalí una profunda impresión, quedando sus vidas ligadas para siempre desde aquel momento. No lo impidió la desaprobación del padre del pintor, que reprochaba como buena parte de la sociedad el espíritu transgresor de las vanguardias, ni tampoco la posterior expulsión de Dalí del grupo surrealista por desavenencias con André Breton; Dalí había quedado prendado de Gala, y así lo manifestó en su autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí (1941):

Estaba destinada a ser mi Gradiva, “la que avanza”, mi esposa. Pero, para ello tenía que curarme, ¡y me curó!

Gala es para Dalí modelo e inspiración, una musa que le abre a realidades y experiencias nuevas, que pone orden a los pensamientos que caóticamente se amontonan en su mente, que le acompaña en el día a día. Es el sustento de su creación y de su misma vida. Siguiendo el testimonio autobiográfico del pintor:

Ella descubre y me trae todas las esencias que se convierten en la miel de mi pensamiento en la atareada colmena de mi cerebro (...), me trae el raro libro de magia que debía nutrir mi magia (...) y me acompaña durante las largas sesiones de mi pintura, produciendo un murmullo como de campana de piel, gracias a la cual aprendo todas las cosas que, sin ella, no llegaría a saber nunca. 

Gala, artista sin obra

De los escritos autobiográficos de Dalí se desprende la profunda impronta de Gala, no solo en el Dalí hombre, sino también en el Dalí pintor, al que asiste en tanto que modelo o inspiración, hecho atestiguado por obras como Leda Atómica (1949); y también asumiendo una colaboración activa en la trayectoria profesional del artista,al desempeñar tareas de editora, gestora o marchante.

Hallamos entonces a una mujer culta, bien relacionada, tenaz y capaz, colaboradora entregada a un talento ajeno que fue capaz de convertir con su intervención en una auténtica creación conjunta: una artista sin obra, madre del súmmum surrealista, de la idea pura; autora de una obra efímera que pudo hacer tangible gracias a las manos de otro.

Biografía de Gala Dalí

De los años anteriores a su llegada a los ambientes parisinos, poco sabemos de la vida de Gala.

Nacida en Kazán (Rusia) en 1894, su nombre auténtico es Helena Ivanovna Diakonova. Su padre fallece cuando ella cuenta con once años de edad, y su madre vuelve a casarse con un abogado liberal de Moscú, con el que la niña entabla buena relación, y quien se encargará de procurarle una buena educación.

La joven es una estudiante sobresaliente, y consigue por decreto del zar una beca que le faculta para impartir enseñanza primaria y dar clases en su domicilio, aunque su temprana carrera docente se verá truncada por una tuberculosis que la lleva a ingresar en un sanatorio en Davos (Suiza). Es durante esta estancia en el Sanatorio de Clavadel donde conoce al que será su primer marido, el poeta Paul Éluard, por aquel entonces conocido todavía como Eugène Grindel. 

Tras dos años en los que comparten momentos de lectura, ambos son dados de alta en el sanatorio y sus caminos se bifurcan: el estallido de la I Guerra Mundial lleva a Éluard al frente, y a Gala a su Rusia natal, aunque no sin antes prometerse en matrimonio. En 1917, y pese a las dificultades que acarrea la guerra, Gala se traslada a París, donde se casan y ven nacer a su única hija Cécile.

Durante sus años como matrimonio, acuden juntos a las tertulias artísticas parisinas, donde Gala entra en contacto con los abanderados de la vanguardia pictórica, como André Bretón o Max Ernst, quienes la definen como “la encarnación de la mujer”. 

En 1929 conoce a Salvador Dalí y sus vidas se entrelazan para siempre. Ambos se van a vivir juntos a una barraca de pescadores en Portlligat. Irán ampliando la propiedad hasta construir la edificación actual, hoy Casa-Museo Salvador Dalí de Portlligat

Posteriormente, la II Guerra Mundial lleva a la pareja a huir a los Estados Unidos, donde residen durante ocho años. Vuelven a España a finales de década y se casan en 1959 en el santuario de Els Àngels, cerca de Girona,

Diez años después de su matrimonio, Dalí compra para Gala el Castillo de Púbol, donde la mujer pasa algunas temporadas y lugar en el que fue enterrada tras su muerte en 1982. . 

La vida de Gala es un espejismo, una realidad entrelazada entre las memorias del genio surrealista y únicamente embalsamada para el recuerdo sus escritos autobiográficos, Un código secreto, un misterio irresoluto, la piedra filosofal. Gala es, según Dalí:

Quien ha construido todo el éxito de mi vida.

¿Y tú qué opinas? ¿Crees que recordaríamos de igual manera a Salador Dalí, genio surrealista, sin la intervención en escena de Gala?

 


 
Imágenes por cortesía de la Fundación Gala - Salvador Dalí