Tendencias del mercado del arte en el 2016

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Con el inicio del recién estrenado 2016, artistas, mecenas, coleccionistas y economistas dirigen la mirada hacia las gráficas a fin de intuir los derroteros por los que transcurrirá el mercado del arte en esta nueva temporada. De las predicciones de la mayoría de expertos se desprenden tres afirmaciones esenciales: moderación de los precios, cambios en la estructura de la demanda y adaptación de la oferta al entorno digital.

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Moderación de los precios

El 2015 será recordado por batir records en las subastas de arte. Sin ir más lejos, en mayo del pasado año, el cuadro Mujeres de Argel (1955) de Pablo Picasso pasó a convertirse en la obra más cara vendida en una subasta, al ser adjudicada por casi 161 millones de euros. Meses más tarde, en noviembre, la pintura Nu Couché (1917), de Amadeo Modigliani, alcanzaba un valor de 158 millones en el remate, ocupando el segundo puesto en el ranking de obras más caras de la historia de las casas de subastas.

Sin embargo, los expertos coinciden en que el volumen alcanzado durante el 2015 marca un punto de inflexión en el devenir del mercado del arte, que experimentará una moderación en los precios a lo largo del 2016.  Así, según el director de la consultora de arte Levin Art Group, Todd Levin, “el punto más alto se alcanzó en la primera mitad de 2015”, momento a partir del cual los precios han comenzado a decaer moderadamente, esperándose que continúen por este sendero a lo largo del 2016.

La caída de precios, si bien se refleja en los datos totales, afecta especialmente a determinados submercados, especialmente al de la compra-venta de arte contemporáneo. De este modo, los desorbitados precios que alcanzaron en 2014 las obras de artistas jóvenes como Parker Ito, Christian Rosa o Lucien Smith han ido deshinchándose paulatinamente hasta alcanzar mínimos históricos a finales de 2015. Al respecto, la directora de Schiff Fine Art , Lisa Schiff afirma en declaraciones a The Guardian que la especulación con la obra de jóvenes artistas ha ido declinando puesto que las piezas “con precios inflados no estaban siendo vendidas”.

Por otro lado, las obras de artistas consagrados también experimentan este estancamiento de precios, aunque sin entrar en una tendencia bajista. Así, se espera que el precio a pagar por las grandes obras de arte se racionalice, ajustándose más a las estimaciones de mercado.

Los motivos con los que se especula para explicar esta paulatina contracción de precios nos remiten a la situación económica global, influenciada por la caída de los precios del petróleo, que tiene su consecuencia lógica más directa en el descenso de la capacidad de compra de los grandes oligarcas de Oriente Próximo. También se relaciona la caída con el estancamiento económico que experimenta Latinoamérica, donde Brasil, potencia emergente en el mercado del arte durante los últimos años, se ve inmersa en un importante proceso de recesión. En Europa, el austero crecimiento económico tampoco ayuda al mantenimiento de un mercado del arte alcista, especialmente en el caso de Rusia, donde las cifras de la compra-venta de arte no han dejado de caer desde 2007.

Con todo, y parafraseando las declaraciones del secretario de la Fundación Arco, Paco Cantos, en el blog Con Arte y Sonante, “para las buenas piezas siempre habrá compradores, pero ha llegado a su fin el pagar millonadas por artistas en su primera exposición y con un currículo inexistente”.

Con todo, nos encontramos, pues, no ante un periodo de recesión, sino ante un proceso de maduración del mercado del arte en el que las piezas sobrevaloradas no serán vendidas, mientras que las obras de calidad sí que encontrarán comprador, tal y como declara a The Guardian el presidente de la Asociación de Marchantes de Arte de América (ADAA), Adam Sheffer: “Desde nuestra perspectiva, parece que gran parte del mercado está consolidándose con un ritmo más responsable y cómodo”.

Cambios en la estructura de la demanda: más compradores y mercado más repartido

Otro de los grandes cambios que va ganando fuerza en los últimos tiempos tiene que ver con la estructura de la demanda. Si bien los precios de las obras tienden a contraerse, ocurre lo contrario con el número de compradores dispuestos a adquirir obras de arte.

Según afirma Allan Schwartzman, cofundador de la Agencia de Arte Partners, en declaraciones a The New York Times, “actualmente, hay por lo menos diez veces más coleccionistas seriamente involucrados con el mercado del arte que hace una década”, progresión positiva que parece asentarse año tras año, por lo que realizar predicciones sobre cómo afectará la caída de los precios al volumen del mercado del arte resulta harto complicado, tal y como explica el descriptivo título de un artículo de The Art Market Monitor: “si más compradores gastan menos dinero, ¿estamos en un mercado alcista o bajista?”.

De este modo, al mismo tiempo que la capacidad y la predisposición de compra de los coleccionistas tradicionales comienza a estancarse, entran en juego otro tipo de actores. Nuevos consumidores atraídos por nuevas oportunidades y precios más razonables, que ven un buen momento para introducir el pie en el mercado.

Hablamos, entonces, de un mercado más repartido y fuertemente fragmentado en nichos muy definidos, en el que toman la voz cantante compradores “más conscientes del precio, la calidad y el tipo de arte que quieren adquirir”, según declara a The Guardian el marchante Christophe Van de Weght.

A este incremento del alcance del mercado del arte contribuyen también los nuevos medios empleados para la compra-venta de arte, entre los que destacan los basados en las nuevas tecnologías, especialmente Internet, donde el mercado del arte continúa el proceso de asentamiento que comenzó hace unos años más allá de las grandes casas de subastas tradicionales, abriendo la puerta a nuevos y variopintos modelos de negocio capaces de acercar el mercado de arte a nuevos nichos de mercado.

Mudanza al territorio digital: nuevas formas de compra-venta de arte

Al tiempo que el volumen del mercado del arte entra en un periodo de asentamiento y racionalización y que la demanda se reestructura y sofistica, también lo hacen las estrategias de compra-venta de arte.

De este modo, hemos visto ya en 2015 cómo las grandes casas de subastas anunciaban millonarias inversiones en el desarrollo de sus estrategias digitales, respondiendo a las nuevas formas de consumo amparadas por las posibilidades que ofrece internet.

Tal y como explica Meredith Mendelsohn en un artículo publicado en Artsy, “a medida que nos volvemos cada vez más inseparables de nuestras pantallas, no es de extrañar que las casas de subastas dediquen más energía y recursos que nunca para captar audiencias online”.

Así, la oferta se adapta a una demanda nueva y más preparada, tal y como demuestran los acuerdos cerrados entre Sotheby’s con partners como Ebay o Invaluable, o la inversión de veinte millones de dólares que Christie’s invierte en su estrategia online desde el pasado año.

Además de los nuevos canales, la oferta de arte también se sofistica en cuanto a las formas, tomando ejemplo del mercado de la moda y diversos sectores del mercado de lujo. En esta línea, se refuerza la idea de que adquirir arte no es simplemente adquirir un producto, sino adquirir una experiencia y un valor.

De este modo, casas de subastas, ferias y marchantes comienzan a incidir en nuevas estrategias de imagen, marketing y puesta en escena, apostando por convertir el proceso de compra-venta de arte en una experiencia y, además, en una experiencia memorable, empleando diversos recursos, como ofrecer la experimentación en vivo de una subasta de arte, o presentar a los compradores la posibilidad de conocer personalmente a los autores de las obras. En definitiva, estrategias encaminadas a elevar el proceso desde la mera transacción de arte hasta la propia experimentación del arte.

Eva VilarC.