Los Caprichos de Goya reinterpretados por Dalí
Dalí GoyaEl artista catalán Salvador Dalí sentía admiración por la obra de Francisco de Goya. No fue el único pintor que dentro de su trayectoria artística personal incluyó al maestro aragonés. Desde Pablo Picasso pasando por los artistas conceptuales ingleses Jake y Dinos Chapman, todos ellos en algún momento han trabajado sobre la obra de Goya, haciendo hincapié en los temas de la tauromaquia, la muerte, la guerra, lo grotesco y la crítica social.
Dalí eligió los grabados de la serie “Los Caprichos” de Goya y añadió nuevos personajes, cambió las escenas y puso elementos surrealistas en cada una, logrando una nueva composición, pero manteniendo la esencia, significado y percepción originales.
Goya fue un adelantado a su tiempo, y con la creación, entre 1796 y 1799, de los 80 grabados de “Los Caprichos” se convierte sin saberlo, en el precursor del arte contemporáneo. La representación satírica de las diferentes escenas junto a la impecable técnica del aguafuerte y el grabado a la aguatinta, hacen de ella una obra extraordinaria.
La reinterpretación de la serie goyesca por Salvador Dalí aparecería 2 siglos más tarde, entre 1973 y 1977. Para ello se realizaron un conjunto de réplicas exactas de los 80 grabados de Goya con la técnica del heliograbado; un proceso fotográfico de grabado sobre plancha de cobre que ha revolucionado la industria gráfica.
Además de lo anteriormente mencionado del añadido de los iconos dalinianos, Dalí agregaría color y jugaría con los títulos creados por Goya en su serie y los cambiaría o intervendría en las palabras para darle un doble sentido. Cabe destacar que Dalí quiso conservar la firma de Francisco de Goya en toda la obra y colocó la suya al lado.
El sarcasmo punzante de la sociedad española dieciochesca que inmortalizó Goya como la ignorancia, la mala educación, los vicios o el abuso de poder son tan actuales para Dalí que rápidamente los actualiza a la corriente surrealista añadiendo símbolos propios como el reloj blando, las calaveras, sangre o referencias sexuales. Esta "atemporalidad" de los Caprichos de Goya hace pensar que los defectos de nuestra sociedad parecen irremediables.
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