Ripollés: una singular interpretación de la realidad

Personajes famosos Ripollés

Ripollés encaja a la perfección entre los genios más ilustres del arte contemporáneo. Sus obras destacan en las exposiciones, subastas de arte y subastas de arte online junto con las litografías, serigrafías y obras gráficas de Picasso, Dalí, Miró y Tàpies. Una ingente producción artística de Ripollés pasa a manos de los coleccionistas gracias a los profesionales de la compra-venta de obras de arte que traspasan las piezas con el esmero que merecen las verdaderas joyas de arte moderno.

Juan García Ripollés, también llamado Ripo y Beato Ripo define en los siguientes versos su forma de ser y de concebir el arte:

“Me gusta el pan y mi cielo es la vida. Hablo claro.

Tú eres tú. Mi dolor, mi sed, mi mirada, mi amor, mi palabra. Tú eres tú.

Para mí el arte es el reflejo de lo real, una emoción de lo vivo.

Cambio palabras enteras por medias palabras. ¿Quién me cambiará risas por lágrimas?

Hoy quería decir algo, algo así como no sé qué. Pero nada, no he podido decir nada.”

También se define como “creativo, naturista, independiente y humanista”.

Nacido un 4 de septiembre de 1932 en Alzira (Valencia), muy pronto se traslada a Castellón donde crece con una familia de acogida sin haber conocido a su madre que falleció en el parto. La posguerra ambienta su niñez y adolescencia viéndose obligado a trabajar desde pequeño. A los 12 años es contratado como aprendiz en una empresa de pintura industrial. Allí tiene su primer encuentro con los colores y descubre su verdadera pasión por la creación artística. De este modo, acude por las noches a la Escuela de Artes y Oficios Francisco Ribalta de Castellón donde aprende el dominio de las técnicas y los materiales.

En 1954 decide trasladarse a París donde fija su residencia. Allí toma contacto con el arte de vanguardia y desde 1958 logra colgar sus cuadros en la prestigiosa galería Drouand David, la misma en la que habían expuesto pintores de la talla de Chagall o Picasso. En 1963 regresa a España y comienza a exponer en los más insignes museos, galerías y ciudades del mundo.

Su taller preferido es la naturaleza, y trabaja siempre con una ramita de romero en la boca y un pañuelo sobre la cabeza. En la actualidad sus esculturas de gran tamaño y, en ocasiones, colosales pesos, se pueden admirar en las plazas, parques y jardines de las urbes más importantes del mundo como Madrid, Sevilla, Valencia, Lisboa, Venecia, Verona, Hertogenbosch y Beijing.

Tras superar la primera etapa en la que recrea paisajes de su tierra mediante un expresionismo dramático en el que predominan tonos oscuros y grises, la obra de Ripollés estalla -como el magma primordial del Universo en el Big Bang- en una explosión de color, candidez y jubilosa creatividad. Con cierto guiño picassiano, alejado del dramatismo del Malagueño en obras como el Guernica, logra un estilo totalmente personal, desenfadado y alegre.

Mujeres sol, mujeres luna, soñadoras, violinistas, enamorados, bailarinas, saxofonistas, pensadores, etc. desfilan por la paleta y el cincel imaginarios de Ripollés. Personajes híbridos, miméticos y dobles, así como animales metamorfoseados y surrealista coronan las pinturas, esculturas y grabados de este admirable artista, maestro en el dominio de técnicas, así como en el manejo de los distintos materiales.

Una muestra de ello puede encontrarse en sus pinturas realizadas con técnicas mixtas sobre lienzo, guache sobre papel; grabados en aguafuerte, aguatinta, al humo y matéricos; esculturas en papel maché, resina, bronce, hierro, fibra y murano, vidrio de murano, fibra de vidrio, terracota y cerámica a la sal. En ellas resulta espectacular el resultado que consigue manipulando y trabajando los distintos brillos, mates, mezcolanzas, entrelazados, transparencias, oxidaciones, colores primarios y todo tipo de perfectas combinaciones.

Los sentimientos, inquietudes y emociones quedan plasmados en sus creaciones logrando una riqueza plástica exenta de toda mancha de prejuicios y convencionalismos. Utiliza formas redondeadas, fantásticas y sinuosas, así como una gama cromática de vivos colores adornando rostros sonrientes con tintes de candidez, para materializar una singular visión de la realidad.

Un canto a la naturaleza y a la libertad con un sello estilístico personal marca, en fin, las obras de este admirable artista erigido por la crítica como excepcional referente del expresionismo figurativo español.

Fdo. María Luisa Sánchez Vinader